Martes Santo,
noche de amor y pasión,
todos tus fieles hermanos
esperan con gran devoción
que salga de su casa
el divino redentor.
Los Santos entero te espera
Los Santos entero te aguarda
y cuando Tú rostro asoma,
y Tú túnica morada,
Tú pueblo te aplaude fuerte
y una saeta Te canta.
Por las calles de Los Santos
camina ya el Nazareno
ya vas en Tú procesión
todo en silencio y calma,
y todos Tus fieles hermanos
con sus túnicas moradas
en sus corazones a Tí te llevan
y Tú bendices sus almas.
Suena a lo lejos un llanto
de cornetas y tambores,
como cada Jueves Santo.
Ya se percibe el murmullo
de la gente que se inquieta,
cuando al paso de Jesús
se lamenta una saeta.
Morado el manto aletea
ante magnifica imagen
que tal que viva parece.
Y al paso del Nazareno
con la cruz a cuesta, sientes,
que largo camino el suyo
hasta el monte de la muerte.
Son años que se cumplen,
de Tú imagen renovada,
son años luchando
Tus cofrades Te acompañan.
Son muchos Tú bien sabes
que te siguen y te guardan
para que nada te falte
en cada Semana Santa.
Coronado iba de espinas
de sangre su cuerpo envuelto
¿Qué dolor para una madre
ver a su hijo en tormentos?
Por la via presurosa
María fue a su encuentro
no lo podia creer
y ahora lo estaba viendo.
¡Ay! hijo de mis entrañas
¡Ay! Jesús mi Nazareno,
vas por las calles perdidos
sin casi un soplo de aliento.
No te puedo refrescar
esos Tus labios sedientos,
pero si... Te ayudaran
Tus valientes costaleros.
Como Tú, ninguna,
Estrella de la mañana
si Nazarena,
si Santeña.
Porque es ahora
Semana Santa,
bajo su palio
va por la Plaza España,
entre varales
de ensueño y plata
si Nazarena
si Santeña.
Porque de Egipto
no se acordaba
y ahora se acuerda,
pasa callada
entre sus dudas
de Niña Virgen mimada.
Y de pronto se ha callado
el sonar de las trompetas
y allá a lo lejos escucha
el cante de una saeta.
Ya se va oyendo a lo lejos
el redoble de los tambores,
y por todas partes huele
a incienso, romero y flores.
La Virgen, despacito,
muy cansada y callada
va volviendo a su casa.
¡Que triste viene la pobre,
de tanto llorar siguiendo
a su hijo hasta el monte
para salvar a la humanidad!
Todo el mundo llora con ella,
todo el pueblo es un clamor
de ver a su Virgen bella
llena de tanto dolor.
Y en silencio ya se escucha
la orden del capataz,
"llevarla con cuidaito...
no se valla a lastimar".
¡Mi Esperanza Santeña!
¡Madre bendita de Dios!
¡Tienes carita de pena!
¡Y vas repartiendo amor...!
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